Personajes Alfonso Diez |
* Tecnología a nuestro alcance
* El efecto popote
Hace algunos años, durante una de las clases que daba a 32 maestros de
la Dirección General de Enseñanza Técnica e Industrial de la SEP, les hice una
pregunta: ¿Qué harían si tuvieran que tener a la mano de manera urgente un
programa de solución de problemas de matemáticas en la computadora, para usar
en clase? Ninguno respondió correctamente.
Algunos plantearon utilizar Basic para desarrollar lo requerido en unos
tres ó cuatro meses, otros propusieron recurrir a lenguajes más avanzados para
lograr un buen desarrollo en dos ó tres años. Pero a ninguno se le ocurrió que
lo único que había que hacer era comprar alguno de los programas ya existentes,
el que se acercara más a nuestro presupuesto. Tan fácil como eso.
¿Qué necesidad hay de complicarnos la existencia? Un nuevo desarrollo
exige tiempo y dinero. Las empresas dedicadas a ese ramo dedican años, cientos
o miles de millones de dólares y un ejército de especialistas para entregarnos
un producto que realizado de manera individual por nosotros seguramente no
sería tan bueno.
Lo mismo pasa en PEMEX. Se requiere de tecnología para explorar en aguas
profundas. Los otros países que ya lo hacen están asociados con empresas
extranjeras para sacar adelante los trabajos. Pero en México todavía hay
quienes proponen que desarrollemos "nuestra propia tecnología” y que de
ninguna manera nos asociemos con el capital externo.
Con esa mentalidad hay que olvidarnos de Volkswagen, Chrysler, Sony,
Panasonic, Allis Chalmers, MacDonalds para evitar que entre el capital
extranjero a México. Hay que desarrollar nuestros propios automóviles y
provisionalmente hay que volver a las diligencias, inventar nuestras
televisiones, olvidarnos de escuchar música y de los CDs y los DVDs. En otras
palabras, olvidémonos de que hay otras naciones, fuera de México.
Dos países con gobernantes socialistas como Brasil y Cuba ya exploran
nuevos yacimientos asociados con empresas extranjeras y lo están haciendo con
mucho éxito. El propio Lula da Silva, presidente de Brasil, ha propuesto que la
empresa brasileña Petrobrás se asocie a la mexicana PEMEX para crear una
tercera que se encargue de explorar en aguas mexicanas, pero los opositores de
siempre a todo lo rechazan sin razonamientos válidos.
Algunos de ellos lo que realmente quieren es que al gobierno actual le
vaya mal para sacar ganancia política, como opositores. O levantan una bandera
ficticia para continuar vigentes hasta el 2012, cuando habrá elecciones para
Presidente de la República.
En la columna Personajes del 23 de enero pasado (2008) hicimos el planteamiento:
“El subsuelo es propiedad de la
nación y en consecuencia también lo que se extraiga del mismo. Nadie discute
esta aseveración, pero si a una empresa que no sea PEMEX se le permitiera
extraer petróleo y/o refinarlo para producir gasolina NO se le estaría entregando
en propiedad el subsuelo, simplemente se le estaría dando un permiso, concesión
o licencia, como quiera llamársele, para que invierta, explore, pague derechos
e impuestos muy altos y ayude a aminorar la enorme carga fiscal de PEMEX.”
“El petróleo extraído, una vez fuera
del subsuelo pertenece simplemente al mejor postor, sea que lo extraiga PEMEX o
una empresa extranjera, en cuanto pasa a comercialización deja de ser propiedad
de la nación.”
“En México hay cuatro refinerías solamente porque no se ha construido
una más desde hace treinta años debido a la falta de capital de PEMEX por la
enorme carga fiscal que lleva a cuestas; en Estados Unidos hay 149.”
Los argumentos
anteriores son también ciertos si se trata de asociaciones entre PEMEX y
empresas de diferentes países, no simplemente de permitir la inversión, lo cual
es absolutamente válido.
Basta recordar que el
simple hecho de tener una deuda externa alta nos tiene ya asociados con bancos
de otras naciones para todo lo que México produzca. El mismo PEMEX tiene una
deuda exterior que en consecuencia lo hace socio de los inversionistas
extranjeros.
PEMEX está asociado
para producir gasolina con una refinería en Texas, pero no se le permite, de
manera absurda, hacerlo en México. Así se pierden empleos que podrían ser
generados para los mexicanos.
El gobierno mexicano
acaba de anunciar que no presentará al Congreso la propuesta de una Reforma
Energética hasta que no haya consenso con los legisladores. Es el resultado de
las presiones y los ataques a que se ha visto sometido en los últimos meses.
Desafortunadamente, el
tiempo corre en contra de PEMEX y en consecuencia de México.
La tecnología ya está desarrollada y utilizarla nos puede costar una ínfima parte de lo que nos costaría intentar un desarrollo propio. Podemos empezar a utilizarla mañana, de otra manera, pasarán los años y cuando hayamos logrado algo habrá ya una tecnología superior y además, gracias al “efecto popote”, otras empresas habrán succionado lo que todavía hoy puede sacar México en el Golfo de México. |